Pedro Baos usa la técnica de los antiguos pintores clásicos españoles cuando plasmaban figuras en sus lienzos con finas capas, una sobre otra, consiguiendo así que los cuerpos fueran cogiendo unas texturas propias de los grandes maestros.
Mezclando la pintura con barnices, aceites, médium… y el desarrollo de técnicas pictóricas con muchas transparencias, el pintor consigue impregnar sus cuadros de su atmósfera propia tan personal.
Pedro Baos desarrolla sus temas en una gran variedad de escaparates, sin encasillarse de forma monotemática. En las muestras de su arte encontramos escaleras, patios, calles, playas, retratos… en definitiva, cualquier rincón del mundo que le haya cautivado por su poder de atracción; por eso cada cuadro suyo es distinto, con un reclamo propio y específico distinto para cada espectador.
Con su inquieta sensibilidad y el poder de sus pinceles, el artista nos llama la atención tanto sobre el atractivo cromático de los hierros con herrumbre, las manchas de humedad de una pared, la madera carcomida… como la luminosidad que entra por una ventana hiriendo la oscuridad de una habitación o la belleza de la melancolía de la mirada de un niño que observa el mundo desde una ventana. Y cuando menos se lo espera uno, un estallido de vivos colores deja sin aliento al espectador.
Desde que Pedro Baos empezó a jugar con los colores profesionalmente en 1975 y hasta ayer, finales del 2013, las obras de este autor han ido recorriendo un largo camino. La nueva línea del pintor deja atrás la pátina surrealista de sus cuadros de estudio y encierra en el baúl de los recuerdos sus lienzos de paisajes rápidos para adentrarse en un trabajo de meditación y búsqueda de plasmar la belleza estética tal como él la interpreta, con cuadros mucho más reflexivos y elaborados.
Badalona, Mayo 2014
rvidre